Han pasado meses desde que el
Instituto Mexicano de Historia Ordinaria, Rarezas y Nociones Yertas (IMHORNY)
extendió su última publicación a la comunidad científica; principalmente por hueva
la falta de apoyo económico para nuestras comprometidas investigaciones y
también por la desestimación de nuestros aportes por parte de la comunidad
científica. Sin embargo, gracias a nuestro mediocre esfuerzo hemos conseguido
el apoyo necesario para continuar divagando sobre la condición humana (e
infrahumana, en el caso de los mexicanos) y queremos incluir en este logro el
poderoso apotegma ¡en tu cara Conacyt! En efecto, queridos lectores, durante
este periodo de aparente inactividad aprendimos una nueva palabra: apotegma.
Aunque no la sabemos utilizar bien pero estamos más cerca que nunca.
Muchas fueron
las solicitudes que nos llegaron para abordar temas críticos en la agenda
nacional, no obstante, ninguna de ellas llegó escrita en una “sorjuanita” y
penosamente debimos declinar. No sucedió así con la invitación a estudiar de
cerca el caso de las campañas electorales en el estado de Quintana Roo. Este
caso nos llamó la atención por varias razones: primero, porque el estado (desde
que es elevado a estado libre y aun antes) no ha conocido más que el priísmo,
lo que facilitaba todo nuestro trabajo. Segundo, porque su atractivo turístico…
… bueno, había muchas otras razones. Ah, claro, su condición de destino
turístico lo hace un botín perfecto para los intereses político-económicos.
Nuestro
estudio exigía establecer un recorrido etnográfico, la observación participante
y sumergirnos en las realidades de los quintanarroenses (palabra difícil de
pronunciar). Así que realizamos varios recorridos en Chetumal (la mayoría de
ellos tambaleantes por el boulevard de la bahía); nos acomodamos en la casa de unas
amigas una “familia ensamblada”, o bien, donde los lazos familiares no son
establecidos por la consanguinidad (palabra aún más difícil de pronunciar),
pero sí por los vínculos de solidaridad y convivencia; y nos sumergimos en las
tibias aguas de la Laguna de Bacalar, porque… eso también es parte de la vida
en Quintana Roo.
Nuestra primer
observación en campo logró detectar que, en efecto, el PRI tapizó la ciudad de
Chetumal con propaganda de su partido. En la característica de los colores del
partido cualquiera pensaría que en las calles se celebraban las fiestas patrias
en Junio. Seguro había más, pero sólo nos topamos con un espectacular del
Movimiento Progresista, uno del PAN y ninguno del PANAL. En las primeras
entrevistas que recopilamos fue interesante escuchar que durante la campaña del
candidato priísta (cuyo nombre no queremos recordar) se pasó lista de
asistencia a los empleados de gobierno, a quienes se les solicitó llevar más de
cinco acompañantes. En el recinto proselitista (cuyo nombre queremos recordar)
se acondicionaron pantallas gigantes, cómodas sillas y hubo barra libre y
“pastura” gratis para todos. Fue una pena que no pudiéramos estar presentes en
tan singular evento; necesitamos más coordinación con nuestros informantes
clave en Chetumal. En Chetumal se llevó a su máxima expresión el conocido “Pan
y Circo”, pues literalmente se repartieron despensas y se instaló un circo (sí,
un con leonzotes y payasos) para que las familias disfrutaran del espectáculo
gratuitamente. A la entrada de tal circo había mantas enormes con la cara del
candidato presidencial priísta pero no sabemos si iba en calidad de mono o
mago. Sin embargo, gracias a la prensa nacional sabemos que siempre aparece muy
“mono” (pero por sus conductas simiescas y primitivas) y de la manga se sacó
encuestas, votos, espacios televisivos, etc.
Sobre esos
mencionados empleados de gobierno, confirmamos con fuentes confiables, se les
obligó a votar por el PRI y a comprometer entre sus familiares, amigos y pueblo
en general, otros 20 votos. En algunas colonias se pagaron hasta mil pesos por
voto y se repartieron toda clase de artículos para el hogar. Incluso se
entregaron unos simpáticos paraguas, como cruel metáfora de que nos “lloverá de
a madre” en el siguiente sexenio.
Con una
perspectiva global en sus estudios, el IMHORNY quiso tener una mejor
apreciación de estos eventos desde lo internacional. Pensamos en visitar los
Estados Unidos pero consideramos que es un recurso muy abordado, así que nos
fuimos a Belice (por nuestra perspectiva “hacia el Sur” de los estudios
sociales y porque ahí no piden visa). Visitamos los sitios de Ciudad de Belice,
Belmopan y San Ignacio, nuestra impresión general es que tienen sus propias
preocupaciones y no les importaba mucho el asunto de las elecciones
presidenciales en México. Sin embargo, y a reserva de una mejor interpretación,
fue una experiencia investigativa muy edificante: no volveremos a preguntar cosas
a gente que no le incumbe. Regresamos a Chetumal.
Obviamente, los
miembros del IMHORNY estábamos lejos de nuestro domicilio. Así que nos
instalamos con todo nuestro equipo de estudio antropológico en una casilla
especial. Ahí confirmamos varias de las historias que habíamos recabado en las
entrevistas previas, incluyendo una sobre la existencia de duendes en la
“sabana” de Quintana Roo (que sí existen las sabanas en México, busquen en
Google) que pierden a la gente y la afectan psico-emocionalmente de por vida
por las maldades que les hacen. Historias así nos dejaron petrificados al saber
que los quintanarroenses lidian constantemente con las realidades de un mundo
mágico maligno al lado de su larga historia priísta.
Marcando las
9:40 de la noche del primero de julio, los integrantes del IMHORNY se
preparaban para emitir su voto. Mientras tanto, en la fila de la casilla
especial comenzó a circular la noticia de que el conteo de las casillas estaba
en marcha y las encuestas de salida daban una gran ventaja al candidato del
PRI. Cabe destacar que fue general el descontento de los potenciales votantes,
algunos mencionaron “entonces, ya para qué votamos”, “esto no vale madre”, “ya
nos volvieron a robar”, “pinches duendes de la sabana”. Sin embargo, votaron.
Media hora después de emitir nuestro voto, mientras hincábamos por fin el
diente, el presidente de la república daba el gane al candidato del PRI.
Así concluyó
nuestro trabajo de campo en el estado de Quintana Roo, priísta por tradición y
obligación, donde paradójicamente la mayoría se inclinó a otras opciones
presidenciables. La depresión de un pueblo nos contagió y nos quedamos unos
días más para ahogarnos en alcohol desahogar la carga emocional que
invariablemente nos transmiten nuestros sujetos de estudio.
¿Qué le depara
a este pueblo? No lo sabemos. No nos preguntamos. No investigamos eso. Pero lo
que sí sabemos, sí nos preguntamos y sí investigamos, es sobre nuestro
siguiente apoyo económico para continuar con nuestras investigaciones. No porque
sea necesario, incluso no porque sea relevante, continuaremos investigando…
nomás por no dejar.
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