sábado, 26 de septiembre de 2009

IMHORNY vs CIESAS

El Instituto Mexicano de Historia Ordinaria, Rarezas y Nociones Yertas reacciona enérgicamente (por fin) ante el manejo burocrático-institucional del Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social con sede en el Distrito Federal (CIESAS-DF).

Una parte importante de los planteamientos visionarios de la comunidad científica que fundó al Instituto Mexicano de Historia Ordinaria, Rarezas y Nociones Yertas (IMHORNY) se sustentan en las enseñanzas póstumas (sí, leímos un libro) del ilustre Arturo Fregoso Urbina y sus reflexiones sobre la ciencia; la otra parte, menos importante, se sustenta en las nociones yertas que la comunidad de investigadores del IMHORNY ya traían consigo desde chiquitos. Es por ello que la respetable comunidad apela a su valor moral para demandar de las instituciones científicas del comportamiento humano un reflejo ético hacia la comunidad científica social y principalmente con los humanos, pues “una institución no son los edificios sino las personas”, alguien dijo (si alguien se acuerda quién no dude en recordarnos a nosotros). En esta ocasión señalamos enérgicamente (sí, tú, TÚ!) al Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social con sede en el Distrito Federal(CIESAS-DF) y el enredo institucional que ofreció a sus alumnos de postgrado, indigno de cualquier institución que presume empatía por sus sujetos de estudio (que vienen siendo personas, pues)

Resumimos en tres patadas los hechos:
1. Durante el proceso de selección al programa de Doctorado en Antropología, promoción 2009-2012, los alumnos que cursaron la maestría dentro del mismo CIESAS-DF se vieron desorientados por la presión de calendarios irreales; la perdida de garantías al ser alumnos del CIESAS-DF y el desamparo institucional, al final del proceso, ante la controversia que desataron las nuevas disposiciones del CONACYT en pro de la eficiencia terminal (por si no se enteró). ¿Qué quiere decir esto? Los alumnos que habían cursado la maestría dentro de la dicha institución se vieron sometidos y re-sometidos a cambios en la programación de fechas para concursar en el proceso de admisión sin consultarles en ningún momento; luego, tuvieron que cumplir los mismos requisitos que los alumnos que concursaban de otras instituciones, lo que a vista de los maestrantes del CIESAS se trataba de una estrategia de exclusión que les despojaba de cualquier garantía al suponerse parte de la comunidad institucional, algunos se preguntaron ¿necesita evaluar el CIESAS a sus propios alumnos? ¿no confía en la calidad educativa que ofreció a esta generación?; y, finalmente, luego de que el CONACYT emitió nuevos lineamientos para presionar a los becarios a titularse el CIESAS sólo dijo “sí, patrón” y recortó más de tres meses que los alumnos tenían como plazo para completar la redacción de sus tesis de maestrantes.
2. Luego, reprobamos “la forma”. Ninguna figura institucional mantuvo contacto con los alumnos durante la inestabilidad del proceso de selección. Se limitaron a emitir los cambios de fechas y el surgimiento de nuevas exigencias pero no se mantuvo comunicación con los alumnos. “No se nos toma en cuenta” fue el sentimiento generalizado por los aspirantes alumnos del CIESAS. Ni la coordinadora del postgrado, la subdirectora académica o la directora regional (o cualquier otro, demonios!) se ofrecieron a explicar la situación en dialogo cercano; los alumnos tuvieron que enterarse de las inconsistencias en el proceso por chismes y rumores, porque alguien dijo o dijo que le dijeron.
3. Los alumnos aspirantes, en al ánimo por continuar sus estudios de especialización, se vieron entonces en necesidad de completar los borradores de tesis en 15 días, solicitar la comprensión de los lectores (sinodales, jurado dictaminador) y conseguir la liberación de títulos, antes del 15 de septiembre de éste año, para ser elegibles como becarios CONACYT y continuar en el programa de Doctorado en Antropología promoción 2009-2012. Las itálicas ahí explican mucho más.

Hay dos implicaciones importantes dentro de éste escándalo que se ha sostenido en el cobijo de una comunidad muy estrecha de antropólogos iberoamericanos; primero, que el manejo institucional no es el mejor posible ni el más justo con los alumnos y, dos, el atropello contra el compromiso científico que asume al ser una institución formadora de investigadores. Nos explicamos.

En el análisis de estos sucesos (arriba resumidos, pero de los que tenemos seguimiento cercano y abundante), se distingue claramente que el alumnado del CIESAS-DF no es acogido como parte de la comunidad institucional, sino como la parte instrumental-administrativa que se le exige a la institución para mantenerse como Centro CONACYT y promover la entrada de recursos que se asigna a las instituciones con postgrados de Competencia Internacional (que se consiguió el año pasado). Ello explica que aun cuando en el reglamento académico (vigente desde el 2008) se especifica que el alumnado puede tener un representante ante el Colegio Académico del Postgrado en Antropología (CAPA) (máxima autoridad académica), no se exhorta a los alumnos para que ejerzan su derecho y las sesiones del CAPA se hagan en ausencia del alumnado. Omitir la comunicación con el alumnado es excluirlo de la comunidad, no hay otra interpretación, y como resultado se delibera según los intereses del CIESAS, no de sus alumnos. Finalmente, tales alumnos están condicionados a cumplir académicamente con la institución por ser becarios. Y esto ya es parte de la segunda implicación anunciada.

No olvidemos que los becarios son personas y que los científicos sociales son personas, y aun cuando los becarios sean científicos sociales no dejan de ser personas (bueno, ya se entendió). Y las personas tienen necesidades, intereses y preocupaciones, entre otras cosas, que se pueden fácilmente establecer en relaciones de poder, como bien nos ha enseñado la antropología. Arturo Fregoso (que también era persona, aunque ya no) se ocupó en escribir sobre el método científico y su condición histórica de herramienta infalible para llegar al conocimiento puro: hacer ciencia (y como era persona seguramente también se ocupó en conseguirse una novia, obtener un empleo, mantener la familia, etc., pero eso no nos importa ahorita). Los científicos, en su calidad de seres humanos, reconoce Fregoso, tienen intereses de fama, prestigio, poder; una realidad que conduce la manera de hacer ciencia. Esta pobre ciencia, relegada a disposición histórica-social, sólo es el reflejo del momento que vive la comunidad científica; ¡qué desafortunado es hacer ciencia en tiempos de recensión mundial! Ya pues ¿cuál es el método científico del CIESAS? ¿La eficiencia terminal establecida por la cantidad y no por la calidad de la investigación? ¿la promoción a postgrados de reconocimiento internacional cuando no se ha asegurado el conocimiento nacional? ¿la producción en masa de investigadores de acuerdo a tiempos beca-CONACyT? (No es retórica, en serio respóndanos). El alumnado, en el interés por llegar a pertenecer a la comunidad científica, ¿debe sufrir éste método científico para hacer ciencia? (p’s si ese es el caso… que avisen, no?)

El IMHORNY desaprueba dicho método científico, descalifica la telaraña institucional del proceso de selección y acusa de incompetentes para guiar una comunidad científica a las autoridades académicas del CIESAS (¡viva Pancho Villa, cabrones!). Aun cuando reconocemos que la ciencia social, como cualquier otra ciencia que conozcamos, no es una actividad “sublime y pura” (ya que es una actividad propia del ser humano) sí creemos que existen compromisos éticos con las nuevas generaciones que tratan de integrarse a la comunidad científica… nomás por no dejar.

miércoles, 2 de septiembre de 2009

Pelea de Gordos

Pelea de gordos.

A la tienda de Don Marcos
Abarrotes y licores
Donde los niños glotones
Compran frutsis con chamoy
Y lo traen bajo del brazo
El mandado de su tía
Es difícil la partida
Pa’ ganarse un vil tostón

Linda la pelea de gordos
Con el público bravero
Alguien empujó primero
Y mi frutsi derramó
Y en el choque cae el Tino
El hocico ensangrentado
Los cachetes colorados
Se nos puso a chillar

Ay, de mi boquita, van a ver ahorita!
Y hasta el alma grita:
Chiiiiiii.... . .. ..dre!!
Vaaaaaaas a ver, pinche Ramón.


(Nota: Se escucha mejor con tambora)

IMHORNY en el proceso electoral de Chetumal, Quintana Roo

Han pasado meses desde que el Instituto Mexicano de Historia Ordinaria, Rarezas y Nociones Yertas (IMHORNY) extendió su última publicación...