sábado, 29 de agosto de 2009

Rosa de Ramiro

No recuerdo cuando la vi por vez primera, tampoco por vez última. Pero sé cómo la recuerdo. Una mujer robusta, de piel blanca, una permanente expresión en el rostro de desagrado por lo que le rodeaba. También sus hermosos ojos verdes, casi grises, sólo a ellos puedo atribuir el amor de Ramiro. Se enmarcaron siempre bajo un par de tupidas cejas negras y el conjunto retribuía una ternura que faltaba a su regordete rostro.

Como persona mayor, no como síntoma de simpatía, me llamaba "mijo" y yo le llamaba Rosa. Siempre de usted, porque ahí está el respeto. Le contestaba lo que me preguntaba y le compartía lo que me pedía. Pero me gustaba escucharle hablar de Dios, del verdadero y de la falsedad del otro Dios. Nunca entendí cómo era que guardaba tanto rencor por un "nombre" al que luego nombraba con tanto cariño. Me hacía mucha gracia eso.

Era cariñosa lo sé, pero nunca lo supe de verdad. Así como nunca supe de verdad que fuera mala, pero lo era. Finalmente, la conocía pero no la conocía de verdad; o en las mismas palabras: de verdad la conocía pero, al fin, no la conocí.

"Rosa, que dice mi mamá que ahí le manda"
"Ándele mijo, dígale que gracias"

Extraño a Rosa y todo lo que de ella no sé. Me pregunto si Rosa extrañó alguna vez que no la viera. A lo mejor estaba acostumbrada a no verme. De seguro vivía pensando en toda su vida y feliz omitió mi recuerdo. Seguro se decía muchas veces: Ay, éste Ramiro que no llega.

Cierto día Rosa se pudrió como las rosas dentro de un florero. Rozagante.

miércoles, 26 de agosto de 2009

Pérdida temporal de lo material en agua de retrete: un hecho... en los desechos

De a cuerdo a una reciente investigación antropológica realizada por el Instituto Mexicano de Historia Ordinaria, Rarezas y Nociones Yertas (IMHORNY), una no considerable porción hispanohablante (como 14 personas) declaró meter la mano al retrete.

Posiblemente usted mete la mano a su retrete cada fin de semana para lavarlo, pero ¿cuántas veces su extremidad temblorosa ha tenido que hurgar en las turbias aguas del retrete casero, o ajeno, por cuestiones distintas? Una investigación reciente del Instituto Mexicano de Historia Ordinaria, Rarezas y Nociones Yertas (IMHORNY) colectó algunos datos entre la comunidad hispanohablante; los resultados fueron escalofriantes (porque el agua de retrete regularmente está fría).

Entre las principales razones que se argumentaron para meter la mano al retrete sin interés de realizar acciones higiénicas se encuentra contundentemente el recuperar objetos de valor y pertenencias de cierto apego emocional. Los casos pueden ir de historias verdaderamente hilarantes, algunas de frustración y la gran mayoría pasan sin señal alguna de trascendencia espiritual (sin chiste pues).

Uno de los descubrimientos más importantes de la investigación realizada por el IMHORNY, es que tales sucesos llamados, muy complicadamente, de pérdida temporal de lo material en agua de retrete acontecen en lugares públicos. Muy a menudo, dicen los investigadores, "la premura de las circunstancias obliga a la negligencia motriz de la corporalidad dentro de aquellos reducidos canceles de acceso emergente" y es cuando acontece la desgracia; o en palabras de un entrevistado, “por apendejarse cuando te ganan las carreras en un baño público”. Así pues, cuando alguien se ve presa de una situación similar pretende no advertir la cantidad de desechos humanos que han circulado (literalmente) sobre el retrete y se prefiere poner una mayor carga emocional sobre el objeto, lo que da un apoyo psicológico. Indudablemente, quienes han experimentado tales sucesos recurren a la hilaridad (algunos sin conseguirlo) cuando comparten la experiencia; muy posiblemente con ánimo de no ser juzgados pero siempre con la intención de desprenderse emocionalmente de la bajeza necesaria para meter la mano al retrete.

Apoyándose en datos empíricos, el IMHORNY declara que los casos más comunes de pérdida temporal de lo material en agua de retrete involucra a objetos como celulares y gafas; por lo que hacemos una invitación a resguardar con mucha atención tales pertenencias cada vez que asista al baño. En todo caso, mandar mensajes de texto mientras que está excretando no es lo más higiénico y tener una buena visión de los hechos hasta puede resultar algo perverso.

En una amable demostración involuntaria suscitada después de las investigaciones del IMHORNY (amable, porque no se molestó después de la media hora de risas), una fanática lectora de este blog experimentó la pérdida temporal de lo material en agua de retrete; en su caso, un estuche para lentes de contacto. La participante se mostró sorprendida y maldijo en un extraño idioma, pero sin pensarlo metió la mano al retrete para recuperar su pertenencia material. La interpretación que da la redacción de éste blog, de acuerdo con la investigación de la IMHORNY, es que el hogar no da garantías para que no sucedan estos hechos, pero se tienen menores dudas de meter la mano en la familiaridad de la suciedad hogareña.

Finalmente, un dato adicional de la IMHORNY es que de acuerdo a una redacción periodística que sí es confiable, existen una mayor cantidad de bacterias nocivas en su teclado de computadora que en el retrete familiar. La redacción de este blog sólo puede apoyar las declaraciones. Como usted puede comprobar en éste artículo, uno es capaz de hacer cualquier clase de m***a sobre el teclado de su computadora… nomás por no dejar…

sábado, 1 de agosto de 2009

nomás por no dejar...

Mmh, voy a hacer una breve introducción a este blog…

Éste blog tiene por nombre: “nomás por no dejar…”.

Hasta ahí la introducción, muchas gracias.

(Y sí, fue una breve introducción nomás por no dejar)

IMHORNY en el proceso electoral de Chetumal, Quintana Roo

Han pasado meses desde que el Instituto Mexicano de Historia Ordinaria, Rarezas y Nociones Yertas (IMHORNY) extendió su última publicación...